Hace unos días, volviendo de la Feria del queso de Acehúche, sonaban en la autorradio las músicas de Olivia de Happyland. Sus canciones son, por momentos, como una dulce carantoña de nuestro gato. En otras ocasiones un latigazo de energía casamentera. Siempre irónicas. Ya ha perdido la inocencia. Esa que abandonó un día que salió de Acehúche camino de los ruidos y el ajetreo urbanos. En 2012 se hace mayor con su Antibiografía. Dice adiós a la pintura naif y se sumerge en los mundos algo más oscuros. Una de las grandes de nuestro pop, sin duda.
Extracto de Dea, Sancta, Domina. Mujeres en Cantarrana. [Crónicas del Paseo Marítimo]
[GRABACIONES]
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[MUNDOS PARALELOS]