Pero también Publio Virgilio preside a La Chusma, y juntos conforman un grupo punk del norte extremeño.
Y sus referencias latinas son constantes.
Después de haber editado Punk et circenses, hace unos días se despachan con Animus Iocandi, es decir, con la intención de bromear, de criticar y no de injuriar. Sin ánimo de insultar.
Repleto de esas referencias latinas y culturalistas, nada habituales en este entorno musical, y con un logo que muestra la imagen de un casco de guerrero espartano hoplita, o algo así, un ovni y una corona de laurel, como la que recompensaba a los poetas o a los deportistas en los tiempos grecorromanos, este disco no tiene desperdicio.
Tan pronto es una canción de un obrero victoriano, como un canto de Orgullo labriego, o de Orgullo obrero. O quien canta es un rockero pelukero.
O también el faraón de la pirámide de población. O te cuenta que el chupa cabras se ha escapado del área 51.
Un disco en el que tienen enfilados a los periodistas y a los políticos. Y al casposo machista.
Un disco que, a veces, no tiene temas en sentido estricto. Más bien, esbozos. Pero son suficientes, porque son brillantes.
Un disco en el que viven junto a un cementerio de perros y rojos, porque de aquellas guerras, estas monterías.
Y para terminar, te solicitan una limosnita que me he currao el drama.
Excelente disco.
Esperamos poder escucharlo pronto en una plataforma de audio, tipo BandCamp, o aunque sea en Spotify, por lo menos, y no en un canal de vídeo con imagen fija.